Fue una gracia de Dios haber sido amigo nuestro...
Jaime ha pasado un mes de tu partida y te siento como si todavia fueras mi vecino. Fueron treinta y cinco años que fuimos amigos. De mi esposo Charlie fuiste amigo y hermano , cincuenta años. Imagínate cuantos momentos pasamos juntos, fuiste junto con Yvi nuestro paño de lágrimas infinidad de veces. Nos acogiste muchas veces en el seno de tu hogar, para pasarlo bien y compartir tu mesa. Nos acogiste para consolarnos muchas veces también. Preparaste a nuestras hijas mayores para el matrimonio y nos diste seguridad y fortaleza para soportar sus partidas. A nosotros sus padres nos ayudaste a madurar y a dialogar como pareja, en fin, nos guiaste.
Nos ensenaste a rezar juntos y a degustar de las cosas de Dios . Llevo grabado el día en que me instalaron como ministro de la comunión, que me expresaste tu inmesa alegría por mi opción.
Compartimos la misma comunidad parroquial. Nos diste clases de espiritualidad todos los jueves por la mañana por largo tiempo. Le diste tu tiempo a nuestro coro Notas de Cristo. Nos predicaste en innumerables ocasiones. Nos reuniste para eseñarnos oración y meditación según el método de San Ignacio de Loyola. Construiste nuestro oratorio a María Reina y Madre. Recostruiste y amueblaste nuestra parroquia y nuestra casa, ayudaste a todos los ministerios en un momento dado. Nos entusiasmaste para trabajar en el plan pastoral de la diócesis.
No estoy segura que te hubieras dado cuenta de a cuantas personas guiaste, a cuantas les diste dirección espiritual, a cuantas les repartiste la comunión, a cuantas parejas reconciliaste, a cuantas personas ayudaste a cruzar hasta la otra orilla y a cuantas les regalaste tu consuelo, tu sonrisa, tu ejemplo tu compromiso y tu paz.
Jaime, estoy segura que Nuestro Señor te recibió sonreído, complacido con los brazos abiertos para abrazarte porque fuiste fiel a sus mandatos. Fuiste magno ejemplo de grandes y de pequeños . Si tus días eran de cuarenta y ocho horas, ahora no tendrán límite. A esto en mi pueblo lle llaman olor de santidad.
Dicho sea de paso, en una ocasión Jaime compartió en las clases de espiritualidad, que su abuelita materna era vecina del Beato Carlos Manuel Rodriguez y que el tenía gratos recuerdosde la calidez de aquel vecindario. Tal parece que la santidad se pasó por las ventanas.
A pesar de que fuiste oriundo de Caguas también dejaste huellas muy profundas en Manatí. Gracias a tu familia y aTI.
Mil gracias, estaremos eternamente agradecidos,
Carla, Isabel, Laura, Fabiana, Che, Carlitos, Marilú y Charlie González
0 Comments:
Post a Comment
<< Home